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Gabriel Zaid es su obra. Alejado de los reflectores y de la fama, ha construido una figura autoral totalmente disruptiva con los estándares de nuestra época obsesionada con el culto al yo. Son sus libros quienes hablan por este autor que no concede entrevistas, se aleja de las cámaras fotográficas, omite los actos públicos. Con arrojo ha cultivado una suerte de anonimato que le ha permitido poner al centro de la conversación una escritura que goza de libertad y autonomía como ninguna otra en nuestros días. A fin de invitar a la lectura de los libros que han constituido un parteaguas en la cultura mexicana e internacional, este repaso recupera los comentarios de diversas figuras de la cultura mexicana –provenientes del acervo impreso y digital de Vuelta y Letras Libres– así como los datos de las primeras y más recientes ediciones de la obra de Zaid, un autor cuya pluma imaginativa, sagaz e intrépida ha reinventado la manera de pensar y escribir sobre política, economía, sociología y literatura.

Cómo leer en bicicleta
Joaquín Mortiz, 1975 / Debolsillo, 2009

Salvo raras excepciones, los ensayos de combate político y literario tienen una vigencia efímera, porque los hallazgos de un polemista suelen caer en el olvido cuando las batallas que libra pierden actualidad. Por buenas y malas razones, Cómo leer en bicicleta de Gabriel Zaid ha perdurado en la memoria de los lectores, y sigue siendo un libro esclarecedor para entender cómo funciona el mundillo de las letras, para qué sirve el poder cultural, quién busca debilitarlo, y cómo se puede construir una democracia desde los espacios libres de la opinión pública. La vacuna que ha inmunizado a este conjunto de ensayos contra las mudanzas del tiempo es su audaz combinación de libertad y rigor. A contrapelo de la glosa erudita que muchas veces encubre la falta de ideas, Zaid confiesa desde el prólogo su ambición de recobrar el carácter heurístico del ensayo (es decir, su poder inventivo). Se trata, pues, de utilizar la imaginación como herramienta para convencer, en vez de apabullar al lector con el ceñudo gesto de la autoridad intelectual.

– Enrique Serna (2009)

Los demasiados libros
Carlos Lohlé, 1972 / Debate, 2023
Con traducciones al inglés, portugués, alemán, italiano, francés, croata, holandés, eslovaco

Por ser una obra que, reescrituras mediante, no ha dejado de atender la realidad de la que se ocupa, podría resultar tramposo detectar en ella una de las cualidades que Italo Calvino atribuye a los clásicos: Los demasiados libros no ha terminado de decir lo que tiene que decir en parte porque sus tesis –por ejemplo las que se refieren a la fijación del precio de venta al público o a la búsqueda del tiraje óptimo– siguen siendo vigentes, acaso porque los editores no hemos sabido incorporarlas a la práctica cotidiana, pero sobre todo es una referencia inagotable porque introdujo en nuestra conversación una voz muchas veces imitada y, me temo, aún no igualada.

– Tomás Granados Salinas (2009)

Zaid es un poeta escaso, sea porque escribe poco o porque se exige mucho. Cualquiera que sea la causa, esterilidad o rigor, su escasez es asimismo excelencia. Las primeras composiciones de Zaid son afortunadas y en ellas están ya casi todas las cualidades que después distinguirían a su poesía: la economía, la justeza del tono, la sencillez, la chispa repentina del humor y las revelaciones instantáneas del erotismo, el tiempo y el otro tiempo que está dentro del tiempo. Zaid no solo dominó pronto las formas cultas de la tradición poética sino que frecuentó también las formas que, inexactamente, llamamos populares; quiero decir: se aventuró en esa corriente de poesía tradicional, muchas veces anónima, a la que debemos algunos de los poemas más simples y refinados –estos adjetivos no son contradictorios– de nuestra lengua.

– Octavio Paz (1977)

El progreso improductivo
Siglo XXI Editores, 1979 / Debolsillo, 2009
Con traducción al italiano

El progreso improductivo, quizás el ensayo fundamental de Zaid, se publicó en 1979 en alguno de los delirios de la grandeza mexicana y sigue siendo, en el más reciente episodio de la decepción nacional, un texto filoso y eficaz. Se escribió en un país distinto, bajo otro régimen político y otra ortodoxia económica y, sin embargo, conserva su punta y su hondura. ¿Qué es? Un ensayo de economía heterodoxa, una antropología de supersticiones contemporáneas, un alegato democrático, un ejercicio de melancolía ilustrada, un esbozo de filosofía histórica, una colección de geniales ensayos satíricos. El testimonio de un pensador que piensa fuera de las cajas, que no evade las conclusiones de su razón, que respeta sus hallazgos.

– Jesús Silva-Herzog Márquez (2009)

La poesía en la práctica
SEP Lecturas Mexicanas, 1985 / Debolsillo, 2010

Gran parte de los ensayos de Zaid me interesa por eso que alguna vez llamó “franqueza regiomontana”: es uno de los pocos escritores mexicanos que hablan del dinero. Su estudio de las variantes mitológicas de la relación entre el Poeta y la Ciudad encuentra en la economía el origen (considerado casi siempre vergonzoso) de los papeles en el retablo social. Y es uno de los pocos que no le echan la culpa a la economía de las desgracias de la poesía. La razón es muy sencilla: nadie conoce mejor el mundo de la metáfora que un economista verdadero, nadie sabe más del fetichismo, de las ilusiones, del arte del metaphorein, del “hacer pasar una cosa por otra”, que aquel que se encuentra en un trato constante con la “teatralidad de los negocios”, y que considera la poesía y la práctica como vasos comunicantes en el orbe más vago de la creación.

– Ernesto Hernández Busto (1996)

La economía presidencial
Editorial Vuelta, 1987 / Debolsillo, 2011

No hay mejor ensayo a citar en estos tiempos que La economía presidencial, de Gabriel Zaid, publicado inicialmente en 1987. Y vaya para los que no admiten la crítica la siguiente aclaración: en la introducción de la más reciente edición, el autor destaca que “hay quienes hablan con nostalgia de los viejos tiempos del PRI. Olvidan los desastres del poder arbitrario, los bandazos sexenales que llevaron a México de tumbo en tumbo”. Se refiere no solo a los presidentes Luis Echeverría (1970-1976) y José López Portillo (1976-1982), quienes “tomaron el control personal de la economía mexicana para acelerar su desarrollo, y la descarrilaron”, sino también a “los tres sexenios neoliberales (1982-2000), que es preferible llamar programadores porque la autocracia no es liberal” y que “resultaron un fiasco”.

– María Amparo Casar (2020)

De los libros al poder
Grijalbo, 1988 / Debolsillo, 2012

El primer mérito de Gabriel Zaid es que, en lugar de complacerse en el vituperio hoy de moda contra las ciencias sociales, nos propone la genealogía de una categoría social: la inteliguentsia o, como decía Julien Benda, los clercs, los clérigos, que ocupan un lugar considerable en la mayoría de las sociedades contemporáneas. Zaid subraya las etapas del movimiento de larga duración que ha conducido a los intelectuales –¡perdón: a los “clérigos”!– a los primeros palcos del teatro social. Zaid observa muy bien el eclipse de la institución universitaria en Occidente, a rasgos generales del siglo XV hasta principios del XIX. Al comenzar el siglo XVI, la Sorbona, que en el tiempo de Tomás de Aquino había brillado con incomparable esplendor, no era ya gran cosa.

– François Bourricaud (1989)

Tres poetas católicos
Océano, 1997 / Debolsillo, 2021

Tres poetas católicos es una pieza crítica esencial en la resurrección literaria de nuestra cultura católica. Falta mucho por hacer pero el punto de partida será Gabriel Zaid, que se dibuja a sí mismo en el negativo del mocho, ciudadano que sostiene sus creencias católicas entre la civilidad y creyente que se afirma como laico frente a la catolicidad. Debo decir que Zaid es un tipo extraño de crítico católico: la suya es una religiosidad sin teología, basada en el sentido común como aliado de la fe y manifiesta a través de un espíritu práctico encarnado en soplo democrático. Nadie más lejano del catolicismo barroco que Zaid: el cardenal Newman y el primer Blanco White hubieran comulgado con un modernista que, a fines del siglo XX, ha censurado tanto el progreso improductivo como las fantasías universitarias.

– Christopher Domínguez Michael (1997)

Como pirámide prehispánica, Leer poesía construye una nueva estructura sobre lo ya edificado, sobre lo ya publicado. Es un libro escrito en palimpsesto. Zaid publicó Leer poesía en 1972. Reunió en él textos escritos entre 1966 y 1972. Textos mordaces, irónicos, audaces en la forma y valientes en un medio pacato acostumbrado al medio tono.

– Fernando García Ramírez (2009)

Reloj de sol
El Colegio Nacional, 1995 / Debolsillo, 2009

Reloj de sol es un título exacto. Zaid es un espíritu diurno más que nocturno y uno de sus temas centrales es el tiempo medido, ordenado, civilizado: es uno de los pocos poetas para los cuales la reconciliación con el mundo pasa por la aceptación del mundo del trabajo o, para decirlo en términos de su libro, por el acuerdo entre el sol y los relojes. (¿Cómo se puede ser naturalmente civilizado?) Desde sus primeros poemas hasta los más recientes, el tema de tensión entre el tiempo natural y el tiempo humano (es decir: el tema de la realidad y el deseo, como en el título de Cernuda) reaparece una y otra vez.

– Aurelio Asiain (1996)

Leer
Océano, 2012 / 2016

En un contexto caracterizado por el desaliento que inspira en algunos la transformación del modelo de negocio editorial y la decadencia de las prácticas culturales asociadas a él, Zaid propone una visión completamente novedosa y (de alguna manera) a contracorriente. Muy pocos habían dicho esto antes, y ninguno lo había hecho con la contundencia, la elegancia y la inteligencia de Zaid.

– Patricio Pron (2012)

El secreto de la fama
Lumen, 2009 / Con traducciones al inglés, francés, italiano y esloveno

Zaid procura entender distintas facetas de un fenómeno antiguo como la humanidad misma: la fama como posteridad y genuino resplandor, la fama como estrategia para darse a conocer y figurar en la vida pública, la fama que se anhela como sumo bien y se lamenta como maldición; la fama de una hazaña que se vuelve leyenda, de una obra de arte que revelándose nos revela, de un artista cuya personalidad se vuelve más conocida y discutida que su obra. […] Muchas veces, para entender un fenómeno, conviene dar un paso atrás y examinar el plano de realidad al que pertenece. Zaid retrocede un poco y vuelve a enfocar la cuestión, ahora dirigida hacia un aspecto de nuestro modo de conocer: la ambivalente capacidad humana de desdoblar el mundo y producir imágenes, modelos y teorías que, milagrosamente, transforman la realidad y, peligrosamente, la sustituyen y empobrecen.

– José Montelongo (2014)

Dinero para la cultura
Debate, 2013

Se trata del análisis más serio publicado en muchos años en torno al estado material y moral de la cultura en México. En el tema hay un equívoco mayor: la confusión entre educación y cultura. Parece obvio pero no lo es. La educación es transmisión de cultura del maestro al alumno; la cultura es creación que va del autor al público. En las últimas décadas el equívoco se ha complicado, porque mucha gente cree que las instituciones de educación superior son las fuentes principales de cultura. No lo son ni lo han sido nunca. (Las ciencias, que por lo general requieren un marco institucional para llevar a cabo su labor de investigación, son tema aparte.) Aunque en zonas de las humanidades las universidades crean conocimiento, la fuente histórica de la cultura –explica Zaid– es una institución que no es vista como tal porque no tiene edificios, ni aulas, ni maestros, ni alumnos, ni burocracias, ni sindicatos, ni calificaciones, ni nóminas, ni presupuestos, ni contratistas, ni direcciones y subdirecciones, ni logos, ni lemas, ni equipos de futbol. Esa inadvertida institución es la cultura libre.

– Enrique Krauze (2013)

Cronología del progreso
Debate, 2016

Zaid recurre a una divertida erudición que nunca abruma ni aburre. Sus frases son cortas; sus formulaciones, logradas. Hay ensayos dedicados a la energía, donde se apunta que la fotosíntesis es aún más admirable que la máquina de vapor; al lenguaje, innovación crucial que sirve para entendernos y para pelearnos; al sedentarismo agrícola que nos lleva a producir de manera generalizada; al surgimiento de la confianza en el futuro en el homo faber medieval, fundamental para entender la dimensión psicológica de la creencia en el progreso; a la comprensión de la historia como progreso teleológico; al capitalismo y la necesidad de reprimir el uso de la energía fósil y el despilfarro de capital; a la pobreza y la desigualdad; a las ambigüedades inevitables del progreso moral. También incorpora, a modo de apéndice, una fascinante cronología que arranca literalmente en la nada y llega hasta el viaje de la nave espacial Kepler, sin dejar de incluir el Cancionero de Petrarca y Vértigo de Hitchcock.

– Manuel Arias Maldonado (2016)

Los poemas de Zaid son anómalos, como si no pertenecieran a este tiempo o no tomaran en cuenta sus múltiples o su única vanguardia. Lo extraño es que no suscitan añoranza de rupturas. Quizá por su dosis perfecta de mundo, de puro presente, de corporalidad, de coches, taxis, secretarias, playas, baños, vejigas, despertadores. Quizá también porque Zaid ya conoce el desenlace de esta serie de visiones y revisiones que es la poesía y prefiere no sacarla de quicio introduciendo los dictados de una estética. A fin de cuentas, de todos modos va a caducar. Estas características de la poesía de Zaid me han vuelto a sorprender en la lectura del libro bilingüe The selected poetry of Gabriel Zaid (que incluye una introducción de Paz escrita en 1976), ahora resaltadas, incluso, por el hecho de que los poemas ya tienen un doble en inglés, lo cual siempre es una prueba de fuego.

– Tedi López Mills (2014)

(ciudad de México, 1959) es narrador y ensayista. Alfaguara acaba de publicar su novela más reciente, El vendedor de silencio. 

(Ciudad de México, 1965) es analista político y profesor en la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Es autor, entre otras obras, de 'La idiotez de lo perfecto. Miradas a la política' (FCE, 2006).

(La Habana, 1968) es poeta, ensayista y traductor. Sus libros más recientes son Jardín de grava (Cuadrivio, 2017; Godall Edicions, 2018) y Hoguera y abanico. Versiones de Bashô (Pre-textos, 2018).

Politóloga, investigadora del CIDE y presidente ejecutivo de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad. Es columnista en Excélsior y panelista en Primer Plano de Canal Once.

es editor de Letras Libres. En 2020, El Colegio Nacional publicó sus Ensayos reunidos 1984-1998 y las Ediciones de la Universidad Diego Portales, Ateos, esnobs y otras ruinas, en Santiago de Chile

Patricio Pron (Rosario, 1975) es escritor. En 2019 publicó 'Mañana tendremos otros nombres', que ha obtenido el Premio Alfaguara.

es ensayista y narrador. Recientemente publicó la novela No soy tan zen (Almadía, 2022).

(Málaga, 1974) es catedrático de ciencia política en la Universidad de Málaga. Su libro más reciente es 'Ficción fatal. Ensayo sobre Vértigo' (Taurus, 2024).

(ciudad de México, 1959) es poeta y ensayista. Por su libro 'Muerte en la rúa Augusta' (Almadía, 2009) ganó en 2010 el Premio Xavier Villaurrutia.


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