No sabe cuándo le pedirán que se vaya
y piensa que el propietario
es un inquilino
de otro propietario
más alto,
al que también le pedirán
el departamento…
y en el delirio,
piensa,
igualando destinos,
que Dios también
es un inquilino
al que le solicitarán,
tarde o temprano,
que se vaya
y maúlla el gato
y lo deja entrar
como se deja entrar
a la belleza
en una habitación,
en la costumbre,
le abre apenas
y se desliza
por los pliegues,
inalcanzable para el alma,
delicioso
para el tacto y la vista:
de su corazón
responde la bruma,
de su columna vertebral
la electricidad del rayo
y la precisión del mediodía.
Ahora lo tiene
en su balcón:
un lujo
ante el vacío,
droga nocturna,
llave de lucidez
en el cerebro,
hamaca y taquicardia. –
María Sabina
I. María Sabina nace en Huautla de Jiménez y muere en 1985 en Oaxaca, Oax. Soy mujer que sola nací, dice2 Soy mujer que sola caí, dice Porque…
La nieve del destino, de Mark Fergus
Mark Fergus es conocido por ser uno de los guionistas de la extraordinaria Niños del hombre, del mexicano Alfonso Cuarón. Ahora debuta tras la cámara con un efectivo thriller sobre las…
Ser libres para ser humanos
Esta carta fue redactada en respuesta a otra de George Kennan en la que se refiere al ensayo de Berlin “Las ideas políticas en el siglo XX”, publicado en el número de…
Indispensables de literatura infantil: Huracán en Jamaica
En la última entrega de la serie, un elogio de la narrativa sin edulcorantes de Richard Hughes.
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES