"La tumba" y "De perfil" podrán ser divertidas (lo son), pero también son novelas muy bien construidas y coherentes; retratos muy sólidos de la realidad mexicana.
En su centenario, la novela de F. Scott Fitzgerald se sostiene como un prodigio que, como todo auténtico clásico, renace con cada lectura y nos ofrece visos del futuro.