Señor director:
Escribo desde Venezuela y cuando observo lo que Villoro es capaz de hacer con una fotografía [Letras Libres no. 83], cuando termino de leer su excelente novela El Testigo, me embarga una especie de vergüenza ajena por los “distinguidos” miembros del Premio Rómulo Gallegos a quienes Villoro sólo les sirvió para colocarlo en la lista de los oscuros finalistas mientras se premiaba a un escritor español muy menor pero que había hablado bien de la manoseada revolución chavista. En Venezuela hay una legión de lectores clandestinos que reconocen a Villoro como heredero de esa magnífica literatura que es la mexicana. –
Santos y palomas
Santos. El título de mi anterior entrega incluía el ominoso guarismo que denota la unidad, lo que supondría que su trémulo asunto, la trasmigración de las almas, seguiría desarrollándose. Pero…
¿Censura? ¿Qué censura?
En la democracia ya no cabe la censura, y cualquier cosa que se diga o edite solo debe tener las limitaciones que imponga el Código Penal.
The Paris Review es una fiesta
“No está nada mal cumplir cincuenta años junto al descubrimiento del ADN y la galletita marca Oreo”, sonrió George Plimpton el año pasado durante los…
Kimchi: si está podrido sabe mejor
Según el contexto, algo podrido puede tener implicaciones maravillosas. A pesar de sus 187 variantes registradas, el kimchi une a la cultura coreana alrededor de una mesa que disfruta el…
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