Señor director:
Escribo desde Venezuela y cuando observo lo que Villoro es capaz de hacer con una fotografía [Letras Libres no. 83], cuando termino de leer su excelente novela El Testigo, me embarga una especie de vergüenza ajena por los “distinguidos” miembros del Premio Rómulo Gallegos a quienes Villoro sólo les sirvió para colocarlo en la lista de los oscuros finalistas mientras se premiaba a un escritor español muy menor pero que había hablado bien de la manoseada revolución chavista. En Venezuela hay una legión de lectores clandestinos que reconocen a Villoro como heredero de esa magnífica literatura que es la mexicana. –
Demócrata de la fe
Pasan los años y de pronto uno adquiere conciencia de los milagros que le ocurrieron. En mi caso, uno de ellos fue tratar con cierta familiaridad al filósofo Leszek…
Despedida
Leszek Kołakowski ha muerto. Polonia está envuelta en luto. Era un hombre extraordinario: humanista, filósofo y escritor de calidad excepcional, maestro de tantas…
Vértigos de la identidad
“Toda mi infancia y juventud dice el protagonista de Austerlitz no supe quién era, en realidad.” Y una perplejidad semejante invade al lector de Sebald, como si…
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