La ciudad sabe a mar,
de capanazos de salitre,
mece los brazos largos de sus sauces,
lame los ateridos huesos de sus plátanos,
se escapa en una enmarañada deserción.
Mueve los pies frenética en el cielo,
baila en el viento y en el agua,
y zapatea sus choclos con la lluvia, tap, tap.
Corre desesperada de callejón en callejón,
huye como si fuera la misma niebla,
y se va a pique con todo su ruidero.
Y más abajo el alma humana, se humareda,
su chimenea,
su montón de infiernillos y discordias,
sus mil pasos prendidos a cada día.
Un inmenso mar de luciérnagas,
el puerto,
sus hombres y mujeres.-
Bolivia: la revolución continúa
El gobierno boliviano se enfrenta a la complicada realidad de las nacionalizaciones.
J.G. Merquior, hoy
El crítico brasileño José Guillaume Merquior, fallecido a los cincuenta años en 1991, es una voz vigente de crítica de las ideas.
Temer por la vida
Félix Romeo murió esta mañana en Madrid. Este fue su último artículo, escrito ayer en la redacción de la revista. Le echaremos mucho de menos.
Padres que no vacunan a sus hijos
Existen filosofías que pretenden que de la salud cuidan las energías positivas de la madre tierra, fenómenos físico-químicos desconocidos, o que la enfermedad es un desequilibrio vital…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES