Hace unos meses tuve un intercambio de cartas con el Dr. Simi a propósito de lo que a una parte de los medios nos parece su campaña a la Presidencia de la República. Llamémosle “la política de similares”: usas tu red de farmacias para que la gente que compra tus medicinas vote si quiere que el Doctor Simi sea el candidato a la Presidencia en este caso sería la caricatura del doctor la electa, con lo cual pasaríamos de la presidencia virtual a la animada, contratas a unas conductoras de televisión con escote amplio, haces mítines repartiendo pequeños dispensarios, y publicas los resultados de tu sondeo como si fuera una encuesta real. Y así, Víctor González Torres le gana hasta a López Obrador. Todo es “lo mismo, pero más barato”: las encuestas reales no te dan ni el 2%, ergo las encuestas legítimas están mal. López Dóriga, Reforma y Jorge G. Castañeda te criticaron, ergo a todos les pagan las farmacéuticas extranjeras. Todo es similar a una campaña y hasta existe una ideología, el “Simisocialismo”: “ayudar al pobre para defender al rico”. Lo único malo es que no hay partido que postule al Doctor Simi, por lo que todo parece remedar una campaña que no tendrá desenlace. Lo único real: el negocio de González Torres maneja cuatrocientos millones de dólares al año, con alianzas en Cuba, en Guatemala (con Rigoberta Menchú usada como franquicia) y bajando ya por Centroamérica. Es la falta de cobertura de la seguridad social lo que enriquece a este hombre. Y, como supondrán, el intercambio epistolar con él no fue nada sutil. Nunca traté de parodiarlo porque no se puede hacerlo si lo real es autoparódico. Sólo lo describí y se enojó. O, quizás, también eso era un similar. –
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