Unitalla. La forma o el color
del dios o cielo alto importa menos
que el hecho de que existe,
en algún sitio y de algún modo, atento
al rezo apresurado, o haciendo suyo el óbolo
dejado por la viuda en el santuario. Un niño
—solo con sus terribles realidades— pide a gritos
un límite, un muro cálido
en cuyas piedras halle una respuesta,
aunque vaga.
Extraña, tanta extravagancia —¿quién necesita
esas deidades de dieciocho brazos,
esos santos mohosos
cuyos huesos y heridas nos ofenden,
esos pebetes perfumados, esas huríes, budas dorados,
libros dictados en detalle por Moroni?
Nosotros; necesitamos más mundos.
Éste fracasará. –— Versión de Julio Trujillo
En brazos de la implacable Julia Roberts
No tengo mucho espacio ni tiempo y me vigilan (nos vigilan a todos), de modo que seré breve: desde que nací permanezco secuestrado por una banda que no me permite moverme o mirar…
La era de la criminalidad
Una de las primeras novelas de Leonardo Sciascia, A cada cual, lo suyo (1966), ha sido la última publicada por una editorial de Barcelona. Está allí la demostración…
Israel y Palestina: Nudo ciego
Ramala Cisjordania. Foto Mahfouz Abu Turk ©Reuters/Corbis Israel y Palestina son tan pequeños, geográficamente hablando, como inconmensurablemente grandes en la…
En honor del mosco
Señor director: Como entusiasta seguidor de las aventuras culturales y literarias de Juan Villoro, lamento tener que hacer algunas precisiones a su…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES