Estimado director:
He comprado algunos números de la revista y acabo de suscribirme, pero me impresiona negativamente comprobar que, por ejemplo en el número de mayo, de las 36 colaboraciones sólo cinco están firmadas por mujeres. ¿Es que no hay mujeres expertas? Hace cuarenta años, cuando yo ingresé en la Facultad de Filosofía y Letras, ya éramos mayoría en Filosofía, Filologías, Historia, etcétera. ¿Todas se dedicaron y se dedican a amamantar criaturas? Y, claro, esto es la pescadilla que se muerde la cola: nadie les publica, nadie las conoce, ergo todos seguirán sin conocerlas y sin contar con ellas para nada. Y las fratrías siguen tan contentas y sus miembros convencidos de que están ahí porque se lo merecen y de que, si las mujeres no están, será que no sirven (aunque en mis tiempos de estudiante las mentes eran brillantes sin distinción de sexos). Curioso, ¿verdad? Muy funesto, diría yo. –
Yáñez: pueblo de mujeres enlutadas (1904-1980)
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Los diarios de juventud de José Antonio Montano son melancólicos y resignados, pero también están llenos de vida.
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