Cuando Pound cerró los ojos, frente a la lente de Avedon, ¿había salido por entero de su jaula o aún perfeccionaba, mordiendo los barrotes, las emisiones de dinero de su patria?
El nombre de Augusto Roa Bastos –su valía, su posteridad– parecería asentarse de forma definitiva en las páginas de una obra: Yo el Supremo. El autor paraguayo (Asunción, 1917-2005) llegó al…
Cinco viñetas sobre Arcadi Espada, la borrosa línea entre periodismo y literatura, y la persistencia del debate sobre el tema, a propósito del seminario de Espada sobre la ficción en el…
Difícil entrar a la exposición de Maternar. Entre el síndrome de Estocolmo y los actos de producción, que se presenta actualmente en el MUAC, y no hacerme algunas preguntas: ¿Quiero yo…