Nuestra videoletrilla de este mes retoma el problema de la seguridad en las prisiones para insistir en el pernicioso efecto que la corrupción tiene, incluso en los penales mejor diseñados.
El buen funcionamiento de una cárcel depende menos de los materiales con que está construida y más del entramado institucional que se encarga de su operación. Ningún muro, citando al clásico, resiste un cañonazo millonario.
¿Será que las tecnólogas están demasiado consentidas y jamás deberían quejarse? ¿Con cada startup y cada hackatón se glorifican formas de explotación que en otros contextos jamás serían permisibles?
Si nos vamos a zanjar absolutos que sirven más para el ímpetu dramático que para la proliferación de la historia literaria, podemos decir que hay dos tipos de poetas: los que miran al cielo…