Una credencial es un documento que acredita la personalidad del portador. La expide quien puede exigir su presentación. Esto puede ser razonable, excesivo o inútil.
Los documentos de identidad que expide el gobierno mexicano son docenas:
Acta de nacimiento (reciente). Licencia federal para conducir tipo A (vehículo particular), A1 (motocicleta), A2 (auto y motocicleta), B (taxi), C (colectivo de pasajeros), D (carga), E (transporte especializado), P (permiso a menores). Licencia para ciclotaxista. Licencias estatales para conducir. Pasaporte ordinario, oficial o diplomático. Matrícula consular (para mexicanos en el extranjero). Cartas credenciales para embajadores. Credencial de elector. Credencial de estudiante de las escuelas y universidades públicas o incorporadas. Cartilla de vacunación. Carnet del IMSS. Credencial del IMSS-Bienestar. Credencial del ISSSTE. Credenciales de organismos de salud estatales. Clave única de registro de población (CURP). Tarjeta de bienestar para mujeres de 60 a 64 años. Tarjeta de bienestar para adultos mayores (65 o más). Tarjeta de bienestar para personas con discapacidad. Credencial del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM). Registro federal de contribuyentes (RFC). Cédula de identificación fiscal. Firma electrónica. Constancia de situación fiscal.
Los elementos que sirven para identificar son: foto, huellas dactilares, voz, iris, código genético (ADN) y código QR.
La multiplicación de credenciales surgió en el siglo XX (Ilsen About y Vincent Denis, Histoire de l’identification des personnes, 2010). Si ahora hay carteras que permiten llevar 36 credenciales en el bolsillo es porque tienen demanda. Además de las autoridades, los bancos, las tiendas y hasta los deportivos expiden credenciales.
En los regímenes totalitarios, la policía ficha a toda la población, para tenerla bajo control. En los Estados Unidos, las series de televisión muestran a la policía con acceso instantáneo a múltiples pantallas de control.
Según la Wikipedia (“Documento de identidad”), la oposición de los ingleses a ser fichados obligó a cancelar el intento. Hay una veintena de países que no tienen documento de identidad. Lo confirmaron en México, las embajadas de Australia, Canadá, Dinamarca, Japón, Nueva Zelanda y el Reino Unido. Usan la credencial de manejo o el pasaporte como documento de identidad.
La credencial de elector en México fue resultado de la presión de los partidos de oposición para asegurar que los resultados electorales fuesen creíbles. Funcionó tan bien que se volvió solicitada para identificarse en toda clase de trámites.
Tal éxito parece dolerle a la Secretaría de Gobernación, que perdió las funciones que hoy tiene el INE. Quisiera tener algo como la credencial de elector. Inventó la innecesaria Clave única de registro de población (CURP) en 1996. Obsérvese el narcisismo herido que revela la palabra única.
Para justificar la redundancia, empezó con la población que no vota: los niños. No se ha vuelto a saber qué pasó con tal comienzo. Luego, absurdamente, pidió al INE las fotos de los electores, como si fueran del INE, no de los electores. Después de casi 30 años de inutilidad, se habla hoy de un proyecto (que muchas noticias dan por hecho, aunque no está aprobado): la CURP biométrica, que sometería a toda la población a un fichaje exhaustivo, añadiendo: foto, huella(s) dactilar(es) y (según algunas noticias) escaneo del iris. Pero en la página de Gobernación no hay mención de esto. Ofrece la CURP de siempre.
Si la CURP biométrica va en serio, nadie ha hecho cuentas del monumental costo económico y, más aún, político, de fichar a 130 millones de mexicanos, incluso bebés (cuyas fotos tendrían que cambiar cada año).
Hay un antecedente. El 9 de febrero de 2009 entró en vigor el Registro Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil (Diario Oficial). Todos los usuarios tuvieron que registrar su celular. ¿Para qué? Supuestamente, para combatir las extorsiones telefónicas, que llegan ante todo de los presos provistos de celulares por los custodios. Las extorsiones continuaron, y el registro se canceló el 29 de abril de 2011. En vez de recoger unos cuantos miles de celulares y proceder contra los custodios delincuentes, se movilizó a millones de mexicanos para hacerles perder el tiempo en un registro inútil. ~