Lejos de su intención original, la Doctrina Estrada ha sido usada como comodín que sirve para eludir temas difíciles o intervenir según convenga o resulte políticamente redituable.
Ser ciudadanos activos y participativos no es cosa fácil; implica trabajo cotidiano y mucha frustración. Pero de eso depende que tengamos el país que queremos y podemos tener.
La torpeza con la que los republicanos tratan a las comunidades de inmigrantes me recuerda la frase de George Santayana, “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”.